LI
En este amanecer inesperado
sigo pintando mis sueños en tus nubes,
a la vez que tu recuerdo se me diluye
ya que ni siquiera nos miramos.
Escucho el latido todavía de tu corazón,
como si fuera la parte que me falta
en esta larga travesía enmascarada,
que sigo caminando sin tu olor.
LII
Que el indeleble recuerdo
de tus ojos, de tu cuerpo,
del resplandor de tu sonrisa,
no lo borre el perenne miedo
que siento tras tu partida.
LIII
El furor amargo
de verme enamorado,
esclavizado,
a alguien, ya, extraño.
LIV
En el compás de mi mente,
brotan las notas de tu recuerdo,
corrompiendo mi alma imberbe
y llevándola a un infierno eterno.
LV
Puedo escribir lo que susurra el viento,
lo que cantan los ruiseñores,
lo que vociferan los tambores...
Pero no puedo, por más que intento,
redactar lo que hoy siento.
LVI
Silencios avivados por el frío,
por aquel desenlace tormentoso,
ese final desgarrador y repentino,
ese sorprendente adiós seco, corto.
Solamente se que el silencio,
no puede disipar ni eliminar
las dudas que todavía tengo
de un perdido tiempo atrás.
LVII
Lejos de ser como soñamos,
seguimos en pie el camino;
uno por un sendero lejano,
y otro por un punto desconocido.
LVIII
Me perderé bajo la marea,
en algún rayo de sol,
en las agujas de cualquier reloj,
en la bisagra de tu cancela.
LIX
Entender puedo que estaciones pasen,
o que la yedra cubra la encalada,
pero lo que mi entender no alcanza
es tu frialdad tan aguda y punzante.
LX
Puedes decidir creer
que la vida ha decidido no quererte,
o puedes suponer
que te guarda algo bonito para después...
una porción de su ansiada suerte.
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